A menudo, se da poca importancia al entorno donde se desarrolla nuestro aprendizaje; cualquier aula, hotel o sala de conferencias nos parece adecuado. Para nuestro desarrollo, un buen entorno es indispensable.
Según palabras del Dr Jader Tolja, en una entrevista en La Vanguardia, el día 5 de diciembre de 2014, “Nuestro sistema nervioso está diseñado para modificar el interior de nuestro cuerpo en respuesta al exterior. Si la decoración y los muebles son bajos y horizontales, la sensación es de calma. En cambio si hay muchos elementos altos y verticales, nuestro sistema nervioso está más en alerta. Si estamos delante de una plaza de cemento, el sistema nervioso interpreta que está inmerso en una cosa dura y escoge una actitud de alarma, el cuerpo no se relaja, mientras que sí lo hace, en presencia de agua o tierra”:
Cuanto mayor sea nuestro estado de calma y bienestar y cuanto mayor sea nuestra capacidad de sentir, mayor será nuestro aprendizaje.
El diseño de nuestros programas de liderazgo requiere no sólo amplitud y confort sino también un espacio y entorno especial en el que se dé el ambiente de acogimiento adecuado y se consiga la energía idónea para que podamos vivir una experiencia profunda.
El sentirnos como en casa, en un lugar de dimensiones apropiadas favorece el bienestar anímico y nos ayuda a tener una sensación de seguridad y cercanía que nos predispone a abrirnos, a expresarnos más libremente y a aprender.
Somos “seres emocionales” que vivimos, casi sin darnos cuenta, influenciados por nuestro entorno físico. Cuanto más lejos estamos de nuestro hábitat natural, más lejos estamos de nosotros mismos.
Por eso, estar cerca de la naturaleza nos ayuda a conectar otra vez con nuestro ser más primitivo y genuino.
El trabajo de descubrir nuestra inteligencia emocional es uno de los objetivos del programa y para eso es indispensable que el entorno físico posibilite el desarrollo de nuestras emociones en estado puro.
Nuria Andreu, Fundadora de Leadersip Program